“En la Javeriana Cali me tendieron la mano y me apoyaron hasta el último día", Julián Martínez, egresado de Economía
Creado por: Lola Ferrin
“Cuando los sueños son grandes, no hay nada que detenga a un alma motivada y decidida”. Parece una frase de esas que se vuelven virales en Facebook o Instagram, porque muchos pueden sentirse identificados, pero su autor es un joven que dejó huella en más de un corazón de la comunidad javeriana, no solo entre sus compañeros de clase y profesores, sino entre el personal administrativo que llegó a conocerlo.
Y precisamente esas personas que se cruzaron en el camino de Julián Daniel Martínez Garzón pueden dar fe no solo de su inspiradora historia de vida, sino de su compromiso y dedicación. Por ejemplo, cuando rondaba en la adolescencia invirtió seis meses presentando exámenes y superando más de diez filtros para luchar por la beca John Boris Rincón, un incentivo que también perseguían otros 250 jóvenes de la ciudad.
Él, que de cierta forma se había acostumbrado a una vida llena de vicisitudes en el oriente de Cali, se propuso darle un nuevo rumbo a su historia tocando puertas cada vez más grandes, persiguiendo ideales que no podían saciarse con facilidad. Así fue como llegó a la Javeriana Cali, con el firme propósito de convertirse en economista, una carrera que lo eligió a él desde hace muchos años, y no al revés, como casi siempre pasa.
Cuando recuerda su pasado, se describe como un “muchacho forjado desde la dificultad y la escasez”, pero también como uno de esos que se hacían preguntas muy profundas y no tan comunes entre los de su edad. Asegura que todos los días veía las noticias sobre la inflación, la tasa de desempleo, los precios del petróleo y cómo los efectos de estos cambios se evidenciaban en su vida cotidiana. También podía sumergirse durante largas horas en libros de mercados financieros y al final entendió que todo lo que suceda en la economía de un país terminará afectando a los mercados capitales.
La universidad está haciendo una buena labor en la formación de sus docentes, no hay nada más increíble que un profesor íntegro y apasionado por lo que enseña.
Después de ocho semestres de formación en los que experimentó “alegrías, triunfos y derrotas”, Julián terminó convirtiéndose en un economista curioso “y con herramientas para hacer grandes descubrimientos”, en un profesional con mirada crítica desde la tolerancia y el respeto; un economista sensible ante la realidad del país y con la capacidad de hacer grandes cambios desde su puesto de trabajo.
Asegura que no fue fácil y que algunos tropiezos lo llevaron a pensar que su paso por la seccional se vería interrumpido. Por suerte, señala él mismo, pudo contar con el apoyo de personas como Maribel Castillo, exdirectora del programa; de Diana Ashe, excoordinadora de Gestión de Donaciones, y de algunos benefactores que le permitieron continuar con sus estudios.
“Quiero destacar el sentido de humanidad de la universidad, creo que otra institución me habría dicho que, si no tenía para pagar, debía irme. Pero, en la Javeriana Cali me tendieron la mano y me apoyaron hasta el último día”, expresa el menor de tres hermanos.
Pero Julián es de esos que solo retroceden para coger impulso. Por eso, cuando el panorama parecía oscurecer, él mismo pudo devolverle la luz al convertirse en promotor institucional y asistente de investigación.
Ahora, cuando se dedica una mirada retrospectiva, puede ver cómo pasó de ser “alguien introvertido, poco espiritual, muy curioso y algo soberbio” para convertirse en una persona que se va feliz por haber aprovechado todos los espacios e instantes que le ofrecía esta institución.
Ahora, cuando tiene en su poder el diploma que lo acredita como economista javeriano, no quiere avanzar hacia ese futuro prometedor sin antes agradecer a sus maestros por ser también fuente de inspiración. A Mauricio Miranda por su historia y profesionalismo, A Jesús Ancizar y Jorge David Aponte por los consejos; a Gustavo Adolfo y Jaime Ahcar por la paciencia y las palabras de ánimo; a David Arango y Luis Eduardo Girón por enseñarle a dar “lo mejor de lo mejor”; a Deicy Vargas y a toda la comunidad del Centro Pastoral que lo guiaron en la búsqueda de Dios, y a Claudia Riascos por su historia de vida y el amor que pone en cada cosa que hace.
Con un ciclo cumplido y con la satisfacción de graduarse sabiendo que efectivamente no hay nada que detenga a un alma motivada y decidida, abrazará el sueño de seguir formándose como analista de inteligencia de negocios y competencia, y de hacer su Maestría en Finanzas para dedicarse por completo a los mercados financieros. Paralelo a ello, quiere “ayudar al desarrollo empresarial de la región a través de asesorías y mentorías, especialmente prestando mis servicios a las PYMES”.
La Javeriana Cali te ofrece de todo para que seas feliz, la formación integral no es un cuento, es una evidencia verídica de que la universidad trabaja sinceramente para lograrlo.
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